Raúl Torri, la cabeza de una familia de Generales

Hace pocos días, San Martín de Pérez Millán consiguió el bicampeonato en el fútbol de la Liga de San Pedro. Un referente de la institución es su tesorero, que a los 75 años y en una comisión directiva nutrida de jóvenes, sigue trabajando como en aquel 1977 cuando dio sus primeros pasos como dirigente. En el año 2000 vio salir campeón a su hijo y ahora fue su nieto el que le regaló la vuelta olímpica para que la alegría sea doble.

“Es la verdad una muy linda alegría la que nos ha dado el fútbol en estos meses”, confiesa en radio Meta. Lo dice por la consagración en los torneos Preparación y Apertura ganados por el club de Pérez Millán.

San Martín fue fundado en 1950, pero debió cambiarse el nombre para poder ingresar a la liga sampedrina en 1975. “Pedimos figurar como Defensores de Colonia Velaz, que es una estación que continua después de Pérez Millán, pertenece al partido de San Pedro, como que se alquilaba la cancha para que jugara Colonia Velaz”.

Raúl recuerda que enseguida El General sacó chapa ganando el ascenso y posteriormente los torneos en las temporadas ’77, ’78,’79  y ‘81 con el nombre de Defensores de Colonia Velaz. También guarda un recuerdo especial del campeonato del año 2000 porque “en ese equipo jugaba mi hijo Leandro”.

Torri fue presidente de San Martín durante varios años y ocupó cargos en las comisiones directivas que fueron conduciendo los destinos del club. Siempre colaborando. Ese amor incondicional le permitió compartir una emoción fuerte en 2000 con su hijo Leandro y en este bicampeonato con otro integrante de la familia. “En estos dos campeonatos, el arquero es nieto mío, Fausto Roma”, dice con orgullo.

Redobla la apuesta al indicar que otro nieto es el mandamás de la institución. “El presidente es hermano de Fausto, Lautaro, muy joven de 23 años”. Después aclara que casi toda “la comisión está integrada por todos chicos jóvenes de 22, 23 y 24 años; el único grande que me hablaron para seguir colaborando soy yo”.

En aquella década del ’70 el escenario era bien distinto. “Cuando empezamos no había alambrado olímpico, lo primero que hicimos fueron los tapiales alrededor de la cancha, y de ahí se fueron agregando cosas. Ahora tenemos muy buena iluminación eléctrica, riego, se van agregando cosas todos los años”.

También fue futbolista. “Muy poco porque era demasiado malo jugando, pero lo intentaba. Jugué cuando Pérez Millán estaba en la Liga de Ramallo”.

Reconoce que una de las cosas que más disfruta es  “ver a los chicos desde que empiezan el  fútbol infantil, verlos crecer, seguir jugando eso me da mucha alegría”.

Por último, contó que el campeonato obtenido hace algunos días en San Pedro le hizo recordar al del 2000, “porque fue en el mismo estadio (Municipal de San Pedro) y con el mismo rival, La Esperanza; estar dentro de la cancha fue una emoción terrible”. Dice que en la familia lo apoyan porque “todos somos locos por el fútbol” y que este doble título fue la emoción más grande junto a la del año 2000 cuando estaba su hijo jugando.

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