Vanesa y Juan Carlos Mamone, unidos por la sangre, el fútbol y la fotografía

Padre e hija comparten todos los fines de semana un rato de cancha: ella juega al fútbol en El Fortín y él oficia de fotógrafo del torneo. Este domingo fue muy especial porque Vanesa ganó el campeonato con su equipo y pudieron celebrarlo en familia dentro de la cancha.  

Cada fin de semana, cuando se juegan las fechas del torneo femenino, Juan Carlos Mamone está presente con su mate, banquito, mesa, y en verano sombrilla, para inmortalizar los mejores momentos de los partidos que juegan los equipos de la Liga Nicoleña. la fotografía es una pasión que lo acompaña desde hace muchos años, pero en algún momento quedó en suspenso porque hubo que trabajar. El regreso de su hija a la actividad en 2018 lo devolvió a él también a las canchas.

Después de cada partido, el trabajo sigue porque generosamente sube la gran mayoría de las fotografías a su Facebook (Deporte en Foco) donde las comparte con el que lo desee. “Ayer batí el récord, he sacado más de mil fotos”. Y en una jornada normal, “más o menos alrededor  de 700, 800 fotos, por ahí subo 600. Todos me dicen que soy el loco de la fotografía, me gusta, y me da lástima borrar una foto que está linda”.

Son todas lindas, pero una es especial. “La que más recuerdo es la que saqué con la madre en la cancha de La Emilia, yo estaba adentro de la cancha y mi señora afuera. Ella sale por una falta con el tobillo inflamado, le pegaron un patadón, y lo primero que hace es correr hasta donde está la madre, es la foto que más me gustó hasta ahora”.

Vanesa arrancó desde muy chica a jugar al fútbol en la escuelita de Rosa Frías. Estuvo un año en River y llegó a jugar en la Primera División del millonario cuando tenía 15 años, pero después se volvió y, por razones de estudio que dedicó en Rosario, largó la actividad. Cuando volvió a Ramallo se conectó otra vez con la pelota, pasó por Social, Náutico, Los Andes, hasta llegar en 2024 a El Fortín.

Para ella también es especial compartir las tardes de fútbol con su papá. “Encantada de que me acompañe, cuando Daniela Rocco metió el último penal nuestro (ayer en la final que le ganaron por penales a Matienzo), yo voy y lo abrazo a él primero”.

Y agregó: “Estoy muy acostumbrada a mirar para el costado de la cancha y verlo. Es algo que no puedo explicar con palabras, se siente, soy muy afortunada de tenerlo ahí con el lente atento. Me da tranquilidad tenerlo ahí al lado de la línea de cal. No se mete, no lo vas a escuchar gritar, nada… me gusta que sea así”.

También hay ausencias que duelen. “A veces cuesta porque los que siempre me acompañaron fueron mi vieja que estaba atrás del alambrado y mi hermano Marcelo que estaba con él siempre. Marcelo era un hincha más, es duro también mirar y que no estén, es jodido, pero también uno se agarra del otro lado que hay, del lado de la vida, y pone lo mejor para seguir”.

Vanesa es diestra y juega de wing. Su rol preferido es el de asistidora. “El gol se gesta en el juego en equipo, los goles son colectivos, más allá del que la empuja”, le gusta decir. No es la única ramallense que integra el plantel campeón de El Fortín. También están Natalia Martínez,  Paola Portillo, Marianela Niz y Daniela Rocco.

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