Jerónimo Bruzzesi: “Ya sé lo que viví, no lo quiero volver a vivir”
Tiene 27 años y es de Villa Ramallo. Dejó atrás 12 años de adicciones para iniciar un camino nuevo cerca de Cristo y lejos de los consumos problemáticos. Su historia la hizo pública para mostrar que hay una vida mejor y se puede salir adelante.
Todo comenzó cuando tenía 14 años. “Empieza todo como una joda, fumándote un cigarrillo, después ese cigarrillo lleva a otra cosa, cuando empezás de chico uno lo hace por diversión y después te das cuenta que te va arruinando la vida de a poquito”. En el último tiempo, “era trabajar para tener para consumir”.
Fueron tiempos difíciles. “Fumaba faso como una persona fuma cigarrillo, no daba el bolsillo, había que cambiar”. Y además, “era pelearse con la familia, con mi mamá, mi novia, todo… Es una vida mala, no lleva a nada”. Él la define en una frase: “Era escapar de la realidad”.
Su novia fue quien la llevó por primera vez al Centro Familiar de Cristo que está en Guerrico y Ameghino de Villa Ramallo. “Interiormente sentís satisfacción”, dice sobre las sensaciones que experimenta cuando está en ese espacio. Y desde entonces, “he tenido la tentación, pero no pasa nada. Ya sé lo que viví, no lo quiero volver a vivir”.

Antes quiso dejar, pero no pudo. “Siempre intenté dejar. O dejaba el cigarrillo, o dejaba la marihuana o la merca, pero siempre una de la tres consumía”, hasta que llegó a la Casa de Dios y su vida cambió.
Sin embargo, de entrada algunos no le creyeron. “Cuando empecé a meterme en Cristo, varios amigos se me reían”. Aunque no todos. “Tengo pocos amigos que confiaron en mí”. Jero sabe que en la vida se va a cruzar con situaciones que lo van a poner a prueba, porque no todos eligieron su camino. “En el ambiente laboral también vas a tener alguien que se fume un faso, pero tenés que empezar a vivir con eso, porque si no ¿qué vas a hacer? ¿No vas a salir de tu casa?».
El posteo en sus redes sociales. “Necesite hacerlo público para que vean que todo se puede en la vida. Que no siempre es la mala vida como la que llevábamos o estábamos acostumbrados”. En esa publicación hay una foto del bautismo que recibieron cerca de 70 personas que eligieron cambiar de vida. “Hay un montón de ejemplos, yo me considero un ejemplo y lo que quise postear”. En ese ritual, “Dios entra a tu cuerpo a matar la vida antigua y recibir esta nueva vida”, explicó el joven de 27 años.
Una vida nueva. “Antes, los sábados a las 10 de la noche salíamos, tomábamos, fumábamos… ahora los sábados nos vamos a Guerrico y Ameghino, a la reunión de los jóvenes, nos quedamos hasta las tres de la mañana tomando mates y escuchando testimonios que te ponen la piel de gallina”.