Diego Bordi: «Desde que nacemos hasta que morimos somos arqueros»
Por el Día Nacional del Arquero, en radio Meta entrevistamos al actual técnico y ex arquero de Los Andes, que tiene a sus hijos Lorenzo y Lázaro atajando en el club.
Los comienzos. “De muy chiquito en la escuelita con Behovide y la “chancha” Borselli, año ’84, me llevaba mi vieja a Defensores, empecé a practicar ahí como jugador, era gordito, zurdo que jugaba bastante bien. Al poco tiempo llega Avelino Verón a la escuelita, mi pasión por el arco era tremenda, todos los domingos estaba detrás del alambrado mirando a Defensores, en cada cancha, en todos lados, estaba Robertito Moltrasio que era mi ídolo. En el primer tiempo lo miraba a Robertito y después a todos los arqueros”.
Pasión por el arco. “Robertito para mí era un ídolo, yo llegaba a mi casa y me hacía el Robertito Moltrasio, siempre quería atajar y mi vieja le decía a Avelino que tenia que bajar la panza porque estaba gordo, y no me dejaba atajar, pero cada vez que atajaba me hacían pocos goles y era mi pasión”.
Un día, Diego fue a “La Perla Deportes” a comprarse un par de guantes y en la esquina estaban Germán Lombardo y “Josecito” Santa Cruz que lo invitaron a que vaya a jugar a Los Andes. “Ese día me voy a mi casa corriendo, me pongo un buzo que decía “Creativity”, me voy rápido a la escuelita de Los Andes que estaba Miguel Mori. Cuando llego, voy a hablar con Mori, estaba Roberto Brucellaria y Roberto Speziale al lado, y le digo: ‘yo vengo a atajar acá, no me pongan a jugar’.
Entonces lo probó. “Me tira cinco tiros, los atajo a los cinco, y grita: ‘me lo trajeron del cielo’. Vení gordito, anda a tu casa, cambiate que debutas en las inferiores en cancha grande”. Ese mismo día, “a las 13 30 jugué en cancha grande mi primer partido con Social, perdimos 2 a 1, gol de “tino” Telleria y Germán Graciani, no me voy a olvidar nunca más en mi vida”.
Diego atajó en la Primera de Los Andes desde 2003 hasta 2008. Después, “por algunos problemas personales deje de jugar”. De lo contrario, “creo que todavía estaría jugando, con 40 y pico de años todavía estaría jugando, no sé en donde, pero en ese momento fue una decisión que me cambio mucho, no pude volver para atrás, siempre intente…”
Y ahora porque no… “Me muero de ganas, cuando tenés varios kilos de más no podes arrancar, te duele la rodilla, fui un entrenamiento y estuve 15 días sin caminar. Encontré hoy dirigiendo un poco de esa adrenalina que me hacía falta”.
Tiene dos hijos que siguen su camino. “Fue decisión de ellos. “Lolo” (Lorenzo) de chiquito quiso atajar. Jugaba muy bien a la pelota, de hecho Avelino lo había puesto a jugar y había hecho muchos goles, los chicos que jugaban con él saben, pero fue decisión de él, le gusta mucho, tiene pasión”. Y Lázaro. “Lachi fue de menor a mayor y hoy, los últimos tres partidos que ha atajado en Sub 23 y Quinta, ha demostrado ser un gran arquero, con 15 años, me pone contento, son muy responsables para entrenar, cosa que el padre no… (risas)
Diego, al igual que Lolo, estuvo un par de años en las inferiores de Rosario Central. Era un arquero de buena técnica. Hizo goles de penal y pateó un par de tiros libre. “Lo mío fue mucho la parte posicional, era un arquero que manejaba mucho al área, con los pies jugaba bastante bien, era un arquero salidor, no sabia puñetar porque la agarraba, yo creo que el básquet me ayudó mucho, un arquero que salía mucho y cometía pocos errores en eso, después si me tiraban una pelota al ángulo era difícil…”
La estatura fue un dilema con él que tuvo que aprender a convivir y “Lolo” parece que sus hijos van por el mismo camino. “Todo depende mucho de la altura en un arquero. Yo, con 1.81 m, en Central era el más petiso. Si bien atajaba yo, cuando me ponía al lado de Bonanno o Abondanzieri quedaba en el pecho”.
Lolo también estuvo en las inferiores del canallla. “Cuando llegó a Central, quedó, justo vino la pandemia y se lesionó la rodilla, tuvo dos años complicados, pero hoy arrancó en Primera, le dimos la oportunidad, fue de menor a mayor, y con los mejores momentos que ha tenido este año, tenemos el problema que volvió a lesionarse, complicado para él, pero hay que seguir, esto es así, es joven, si le gusta tiene que seguir”.
Y sobre el más chico de los arqueros, agregó. “Y Lachi fue de menor a mayor, por ahí no tenía la técnica o talento de muy chiquito que tenía Lolo, pero lo ha equiparado con el laburo que hace, es un pibe que te entrena doble turno, si tiene que ir cuatro horas, entrena, no falta nunca, un animal del entrenamiento y ha aprendido mucho”.
Consejo de padre arquero. “Yo siempre les digo que el arquero puede entrenar mucho, pero hay que trabajar mucho la confianza, yo con 120 kilos era un tipo que tenía una confianza tremenda”.
La pasión no reconoce camisetas ni categorías. “El arquero es arquero en Central, en Los Andes o en un papi fútbol, yo siempre digo eso, pasé mis mejores momentos en Los Andes y no en Central, y fui arquero y capitán en Central, pero mis mejores momentos y felicidad fue toda en Los Andes. La realidad es esa. Yo atajaba en papi fútbol muchos años y era feliz. El arquero es arquero en cualquier arco”.
Y es para siempre. “Desde que nacemos hasta que morimos somos arqueros”.
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