Carla Foresi: “El día que conocí la montaña nunca más me baje de ahí”

La deportista de Ramallo corrió el último sábado en San Martín de Los Andes la Patagonía Run,  una tradicional competencia de trail running que se desarrolla en el sur argentino con atletas de todo el mundo. Carla se anotó por primera vez en la prueba de 70 kilómetros, venía en el puesto 14 de la categoría más competitiva (30-39 años), pero después de una caída se retrasó y finalizó en el lugar 24 de la clasificación.

En una entrevista con radio Meta, brindo detalles sobre el camino y complicaciones que tiene la prueba sobre la montaña. “Son 75 kilómetros, tiene algo que se llama desnivel, que son  4300 metros, es la cantidad de metros que subís y bajás en la montaña, hicimos cumbre en cerros distintos, una exigencia bastante grande, yo tenía un plan de carrera, un tiempo estimado, venía bastante bien con eso, pero tuve una caída en el km 50 y pico, ahí tuve que bajar el ritmo, pero fueron unas 14 horas de carrera, es mucho tiempo”.

Aunque se lo toma con calma, su meta es llegar a la distancia máxima de estas pruebas. “Para mí la meta sería llegar por los menos a los 160 km, que son 100 millas,  pero son procesos de años, yo durante los últimos tres años corrí carreras que el único objetivo era hacer escalón por escalón para llegar a ésta. Y la preparación es bastante exhaustiva, en el tope de kilómetros son 120 semanales”.

Desde que se mudó a Buenos Aires, hace seis años, se entrena para participar en este tipo de competencias de distancias largas (más de 42 kilómetros). Hace tres que lo hace también con el equipo de entrenamiento “Correr Ayuda”. A la mayoría de los atletas les llama la atención que alguien de Buenos Aires corra en la montaña. A veces para entrenar hay que usar el ingenio, como por ejemplo para simular una cuesta. “Acá en Buenos Aires es todo bastante llano, a veces es un puente peatonal de 20 metros que lo subís y bajás durante 30 minutos sin parar, no parece tanto, pero para la cabeza es un montón y se va entrenando así”.

Es la primera vez que corre esta distancia, antes lo hizo en pruebas de 42 kilómetros, pero más allá de los metros, lo que a la deportista de Ramallo la atrapa es la modalidad. “El día que conocí la montaña, nunca más me baje de ahí, es una manera muy distinta de lo que la gente piensa, es una prueba de fuerza, no es de velocidad, yo tengo una velocidad bastante buena en la calle, pero hay gente que en la calle me pasa muy fácilmente y en la montaña yo le saco horas”.

El plan de carrera.  “Era largar y hacer lo mejor que pudiera, yo ya tenía establecido en que puestos iba a parar a cargar agua y esas cosas, pero después se empieza a desvirtuar porque si tardas un poquito más tenés que parar en un lugar que no tenías pensado. Era más que nada tener muy cuidado la alimentación, saber qué comer si me sentía descompuesta, pero no mucho más que eso”.

Para semejantes distancias, hay que llevar todos los suministros para mantenerse en carrera. “Tenés la hidratación líquida, la que más estoy explotando, son polvitos que tienen cafeína que es importante, la tenés que usar, sales, glucosa, la vas tomando si te sentís mal de la panza y no podes tragar, eso que viene con hidratación te da fuerza, te mantiene el tanque ahí; mucha agua; y llevaba cada hora un alimento distinto: podía ser un gel, podía ser un “sanguchito” que fue lo que abusé en los últimos kilómetros porque era rico, podía ser una barrita de fruto seco, pedazo ser membrillo… Hay gente que come  papa frita, aceitunas… en los puestos había arroz con pollo, sopa, pizza, empanada, porque el que corre 100 millas, come, frena y come, hay gente que duerme siestas de 20 minutos, por ejemplo…”

“Hay gente que delira, cuando vos empezás a no distinguir bien si lo que te está pasando es real o lo estás imaginando, porque entre el sueño, el hambre, la deshidratación,  es muy difícil mantener la cabeza estable 160 km, mucha gente se acuesta a dormir para eso, para reiniciar el sistema”.

Los próximos desafíos. “Soy una persona que corro mucho, me gusta mucho correr, me gusta el mientras tanto, no el después, el mientras tanto hasta el sufrimiento, pero yo  respeto el proceso, es lo que hace que uno haga una carrera y no termine mal. Yo en esta carrera, aunque me pasaron cosas, estuve siempre contenta, de buen ánimo. Yo pienso correr un par de veces más la de 70, después correr la de 80 un par de veces”.

El mensaje final para los interesados en correr. “Lo primero, primero, primero, es que pruebes conectar con el lugar donde corrés. No hace falta ir a San Martín de Los Andes a correr 75 kilómetros para darte cuenta lo lindo que es. Yo corro en Ramallo y a mí, por ejemplo, ir un ratito al rio, que a veces mis papás van a tomar mate y me llevan, me parece hermoso. Me parece hermosa la plaza de Ramallo, la vueltita de la plaza de Villa, me parece muy hermoso correr muy temprano por la ruta en el costado del acceso, todos los lugares son lindos cuando uno realmente  los quiere ver, conectar con el lugar”.

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